La vida entera


Ansío en esta mañana de invierno,
dibujar versos encendidos
en tu piel de princesa de
mis sueños de niño adulto,
coronar de prístinos diamantes
tu figura de emperatriz celeste.
Amarte hasta el delirio
inconsciente lleno de amor por
ti, mujer de grandes virtudes,
hecha de carne y fuego,
hecha del principio de
mi universo de arcoíris
incandescente y fugaz.
Te diría tantas cosas, rubia mía,
y haces tanto bien a este pequeño
hombre onírico que te anhela,
que todos los días de mi existencia
te entrego el corazón, el alma
y algo más... La vida entera.

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