A un gran Amigo
Llevo la ofrenda del
pan y el vino
a una ermita donde
adorar
y rendir culto al
hombre Dios, vivo.
Tengo más penas que
alegrías
que contarle a
Jesucristo.
Las del amor, las de
la vida, tantas...
Mas al llegar ya me
siento distinto.
Son muchos y
mediocres los años pasados
y siento que la vida
es como un circo.
El tiempo transcurre
raudo como arroyo
y no te da ni para
reconocerte a ti mismo.
Es tarde de
primavera, de flores y campos,
ya los pájaros me
enamoran con sus trinos.
Ya he llegado ante
el altar de piedra,
deposito allí mi
ofrenda de pan y de vino.
Mientras mis labios susurran
una oración
ante la imagen de mi
mejor amigo.
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